Tratamiento para la
celulitis (Carboxiterapia)
La
celulitis es una de las preocupaciones femeninas más frecuentes.
Además de inconvenientes estéticos, implica un problema circulatorio que
ataca cada vez a más mujeres. Métodos como la carboxiterapia pueden
ayudar de manera eficaz y sin riesgos a ponerla a raya.
Para quién?
La carboxiterapia es una medida para luchar contra la
celulitis que consiste en el uso
terapéutico del anhídrido carbónico (CO2) en forma de gas. La
administración puede ser por vía percutánea o subcutánea. Se trata de un
método eficaz, seguro y aplicable a cualquier mujer de cualquier edad,
ya que se puede efectuar en cualquier parte del cuerpo sin apenas
efectos secundarios.
Indicaciones
Se trata de una terapia muy poco agresiva ya que el CO2 carece de
toxicidad aún en su consumo en dosis elevadas. El cuerpo humano produce
en reposo unos 200cc de CO2, una cantidad que se multiplica por diez
cuando se encuentra haciendo ejercicio. Las dosis utilizadas en este
tipo de terapia se mueven en torno a esta última cifra.
Por sus características, esta es una terapia indicada para tratar
problemas estéticos como la
celulitis o la grasa localizada
además de arteriopatías periféricas,
psoriasis o úlceras varicosa,
reuma,
artritis o disfunción eréctil.
Contra la celulitis
La aplicación de CO2 en estado gaseoso en el lugar donde aparece
celulitis permite restablecer la
forma lisa de la zona a través del restablecimiento de la correcta
circulación. Así, esta terapia aumenta la cantidad y la velocidad del
flujo sanguíneo, lo que permite disminuir la acumulación de líquido
entre las células desintegrando la grasa de la hipodermis.
De esta manera se consigue estimular de forma natural el metabolismo
local a través del aumento de la microcirculación, la eliminación de
toxinas y la activación del proceso de destrucción del tejido graso.
Aplicación
La carboxiterapia es un método sencillo que consiste en la inyección en
el tejido subcutáneo de C02 puro, a través de una fina aguja. Debido a
la gran cualidad difusora de C02 líquido, una vez ha penetrado en el
tejido adiposo, se extiende con gran facilidad a los tejidos adyacentes.
Y ejerce su función de mejora del riego sanguíneo y de estimulación del
metabolismo local rápidamente.
Además, el C02 tiene la ventaja de que actúa tan sólo en la zona
concreta a tratar y que se elimina rápida y fácilmente. Aunque los
expertos en esta terapia no llegan a un acuerdo, lo recomendado es la
aplicación de la misma entre una y tres sesiones por semana a lo largo
de uno o dos meses.
Resultados
Los
expertos en esta terapia afirman que sus resultados son palpables desde
la primera sesión. Tras esta, se puede observar como la
piel de la zona se vuelve más
lisa, la calidad del tejido mejora y las zonas afectadas pierden volumen
ligeramente.
Además de estas acciones visibles, también se ven resultados en la capa
inferior, donde la calidad y frecuencia de la circulación sanguínea se
ve muy mejorada.
Historia
El origen de esta terapia lo encontramos en la estación de aguas
termales de Royat, en Francia. Allí, en la década de los cincuenta un
grupo de cardiólogos trató con este método a pacientes que padecían
diferentes enfermedades relacionadas con la mala circulación sanguínea y
la
acumulación de grasas. En 1953
el cardiólogo Jean Baptiste Romuef publicó un trabajo sobre su
experiencia en el tratamiento de estas patologías a través de la
inyección subcutánea de CO2. |