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¡Lávate la cara!

Ningún tratamiento, crema, gel o súper producto que te apliques tendrá efecto si no aprendes a limpiarte la cara a la perfección. ¿Quieres un rostro resplandeciente? ¿Luminoso? Seguí estos consejos y hacé magia con esfuerzo.


Una cara radiante no se consigue mediante trucos de magia. Dejemos la magia para los circos y programas de televisión. Una piel transparente y luminosa requiere de una dedicación que, si se realiza a conciencia, genera, si, efectos mágicos.

Sobre un rostro limpio, los tratamientos son eficaces y el maquillaje logra resultados inesperados. Eso sí, pocas cosas en la vida se consiguen sin esfuerzo, y éste no es el caso. De todas maneras, tampoco es un trabajo de esclavos –no es cuestión de hacerte la víctima por tener que dedicar un poco más de tiempo a la limpieza de tu cara- y los efectos valen la pena.

Sí, es cierto, basta de preámbulos, a lo concreto. En el invierno, la piel suele estar tirante y reseca. La limpieza, por eso, resulta esencial para evitar que el cutis se apague y envejezca prematuramente. Es recomendable que tanto quienes se maquillan como quienes no lo hacen, eliminen los restos de cosméticos e impurezas todos los días. Este proceso debe realizarse con productos formulados con ingredientes que disuelven y retiran el maquillaje, eliminan bacterias y suciedad y aportan suavidad y elasticidad a la piel.

Por lo general, elegimos el producto de limpieza en función de la textura que nos queda más cómoda: crema, gel, jabón. Quizás porque preferimos el aroma de un determinado producto o porque el envase es funcional. Pero lo importante es saber que la limpieza facial debe adecuarse, por encima de cualquier otro criterio, al tipo de piel.

- Piel grasa. La delata un aspecto brillante y oleoso al tacto. Suele ser una piel apagada y con grandes poros, granitos, escamas y demás. A su vez, dado que es más gruesa, resiste mejor frente a los factores ambientales y tiene menos propensión a las arrugas.

Lo fundamental en este tipo de piel es purificar y proteger. La limpieza es fundamental para evitar la proliferación bacteriana y exceso de sebo que obstruye los poros. Esta clase de piel requiere que seas muy cuidadosa y que te tomes un tiempo para limpiarla antes de acostarte y al levantarte, lleves o no maquillaje.

Dos veces por semana podés usar una máscara purificantes. Conviene que elijas productos ligeros: geles y emulsiones.

- Piel seca. Si bien no presenta problemas durante la juventud, suele envejecer antes de tiempo y acusar recibo enseguida de las agresiones del entorno. Se irrita, se le notas las venitas y es tan fina como el papel crepé.

Su tratamiento básico es la limpieza, la hidratación y la nutrición. Quienes tengan piel seca deben limpiarse con aceites, cremas y aplicar tónicos sin alcohol para evitar la irritación. Eliminar el uso de jabones, geles o productos que quiten con agua. Durante el día es fundamental aplicar una crema hidratante y a la noche una regeneradora.

El uso de las máscaras debe limitarse a una vez por semana junto con una crema exfoliante para eliminar células muertas.

- Piel normal. Valga la redundancia: no es normal tener piel normal. Suele darse sólo durante la infancia. Muy suave al tacto y luminosa a la vista. No presenta impurezas ni tampoco arrugas.

En este caso, lo fundamental será mantener el equilibrio entre la hidratación y la piel grasa. Se deben evitar los productos con demasiadas propiedades y elegir cremas hidratantes ligeras que preserven su elasticidad y la protejan de agresiones externas como los cambios bruscos de temperatura, la polución o el sol.

- Piel mixta. Posee las características de la piel seca en las mejillas, el contorno de ojos, el cuello y las de la grasa en la zona T (frente, nariz y mentón).

Tiene tendencia a seca cuando es fina, presenta porosidad cerrada, escamas en las sienes y los pómulos. Tiene tendencia a grasa cuando muestra impurezas. Sólo la zona de la cara que más sebo produce sigue conservando su naturaleza oleosa, de ahí que la zona T sea brillante con poros dilatados y puntos negros.

Lo ideal es utilizar productos específicos para cada zona: astringentes para la zona T e hidratantes para el resto, aunque resulta complicado. Por eso, lo mejor será utilizar tratamientos para pieles mixtas y reforzar con productos matificantes en las zonas conflictivas.

Zonas sensibles: ojos y boca

Ojos.Para eliminar el maquillaje de los ojos, es necesario impregnar un disco de algodón con un producto específico para la zona. Colocar el algodón sobre el párpado ejerciendo una leve presión. Desplazar el algodón hacia el exterior del ojo y repetir hasta que el maquillaje haya desaparecido completamente. A continuación, pasar un pañuelo de papel por las pestañas levantándolas desde las raíces hasta las puntas.

Boca. Para limpiar la boca, aplicar un trozo de algodón con crema desmaquilladora especial para labios desde la comisura hacia el interior.

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