La radiofrecuencia consiste en la aplicación de ondas electromagnéticas para producir un calentamiento profundo que afecta la piel y al tejido graso subcutáneo. El tratamiento reestructura las fibras de colágeno, consiguiendo un efecto tensor duradero.
Con la radioterapia se consigue un drenaje linfático que elimina toxinas y reduce la acumulación de líquidos en el tejido adiposo. Aumenta la circulación y mejora el metabolismo del tejido graso subcutáneo mejorando el aspecto de la piel.
El colágeno es una proteína distribuida ampliamente en los tejidos conjuntivos y corresponde aproximadamente al 75% del peso de la dermis, dando resistencia, firmeza y elasticidad a los tejidos.
Con el paso de los años el colágeno que le da el sustento a la piel se deja de producir y se va deteriorando lo que conlleva a la flacidez, dando un aspecto de cansancio y piel descolgada, favoreciendo el envejecimiento cutáneo.
En los últimos años se ha venido realizando tratamientos con radiofrecuencia que es una energía que calienta el colágeno sin producir daño a las estructuras vecinas este calentamiento hace que se contraiga y se estimule la producción de colágeno lo que da un aspecto más fresco y joven a la piel.
La radiofrecuencia tripolar es la última tecnología que nos ofrece un rejuvenecimiento cutáneo que si se maneja en conjunto con otros tratamientos dermatológicos se optimizan los resultados dependiendo de cada caso.
Este procedimiento puede realizarse en varias partes del cuerpo, como cara, cuello, brazos, abdomen y muslos.
La radiofrecuencia genera un campo eléctrico que cambia de positivo a negativo, lo que causa un movimiento rotacional de las moléculas que genera calor. Los dos tipos de radiofrecuencia utilizados son la Bipolar, que provoca un calentamiento superficial de la piel, y la Unipolar, que produce un calentamiento en la parte más profunda de la dermis actuando sobre el tejido adiposo. Dado que el aparato de radiofrecuencia tiene cabezales tanto Unipolar Radiante como Bipolar, podemos entregar la energía a distintas profundidades, y así tratar distintos tipos de celulitis, y también la laxitud facial y de otras áreas.
La radiofrecuencia produce un calentamiento profundo que afecta a la piel y tejido graso subcutáneo. Un calentamiento que podríamos decir va de dentro hacia fuera. Dicho calentamiento va a favorecer:
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El drenaje linfático, lo cuál permitirá disminuir los líquidos y las toxinas en el que se encuentran embebidos los adipositos del tejido afecto de celulitis.
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Un aumento en la circulación de la zona que permitirá mejorar el metabolismo tanto del tejido graso subcutáneo como la mejora del aspecto de la piel acompañante.
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La formación de nuevo colágeno, tanto en la piel como en el tejido subcutáneo, permitiendo que todo el tejido adquiera firmeza gracias a la reorganización de los septos fibrosos y engrosamiento dérmico suprayacente.
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Y por último tras la lesión térmica controlada con retracción del tejido hay una respuesta inflamatoria que se verá acompañada de migración de fibroblastos, lo cual reforzará aún más la estructura de colágeno, dando como resultado un rejuvenecimiento de la zona tratada.
El efecto inmediato de la aplicación de radiofrecuencia es la retracción del colágeno, con más o menos rapidez según los casos. Sin embargo, lo que se pretende conseguir gradualmente es la reestructuración del colágeno profundo, lo que incluye que se formen fibras nuevas que sustituyan a las envejecidas y hagan los tejidos más elásticos, se favorezca la homeostasis y, en general, mejore el estado de la piel eliminando de ella las huellas del paso del tiempo. Este proceso es más lento y, según los casos y dependiendo del estado en el que se encuentre el colágeno de la persona, se produce entre los dos y cuatro meses posteriores al tratamiento. De hecho se han realizado estudios histológicos que demuestran cambios importantes en la remodelación del colágeno a partir de la sexta semana posterior a la aplicación de la radiofrecuencia.
El procedimiento es sencillo. Previo a la sesión se toman fotos y se marca la zona con un rotulador quirúrgico. Posteriormente se aplica sobre la piel limpia un aceite y se aplica la energía introduciéndola por medio de un cabezal de tratamiento que se mueve constantemente sobre la piel. La duración del tratamiento es variable dependiendo del área a tratar. Áreas pequeñas como los brazos suelen realizarse en 25 ó 30 minutos, mientras que áreas más amplias como trocánteres (cartucheras) pueden prolongarse de 45 a 60 minutos.
Una vez terminada la sesión se aplica gel de aloe vera en las zonas tratadas y el paciente puede incorporarse a su vida cotidiana inmediatamente, evitando el sol y los UVA las siguientes 48 horas. Se recomienda beber abundante agua tras la sesión, ya que ayudará al resultado final.
El número de sesiones necesarias es variable y va a depender del estado de cada paciente y el nivel de exigencia del mismo, pero se consideran necesarias entre 4 y 6 en facial, y entre 6 y 10 en tratamientos corporales. El procedimiento es bien tolerado y no precisa anestesia. Se siente calor y, en personas con celulitis muy dolorosas, se puede sentir un poco de dolor a la fricción del cabezal en ciertas zonas.
Los efectos secundarios son:
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Enrojecimiento y edema tras la sesión (son transitorios, pero presentes habitualmente).
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Alguna pequeña equimosis en zonas de fragilidad capilar (poco frecuente).
Está contraindicado en:
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Embarazo y lactancia.
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Portadores de prótesis metálicas, marcapasos, desfribriladores o cardioversores.
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Cardiopatías graves.
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Alteraciones de la coagulación.
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Enfermedades del tejido conectivo y neuromusculares.
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Cáncer.
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Tampoco son buenos candidatos pacientes con sobrepeso importante.
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Implantes de colágeno recientes.
En síntesis, consideramos la radiofrecuencia como una alternativa terapéutica eficaz, segura y sencilla aplicada a la celulitis y a la flacidez facial y corporal