Belleza: una cuestión de estrés

Puede sonar a cliché de manual de autoayuda, pero lo cierto es que una actitud positiva ayuda a vernos más lindas. En esta nota, analizamos la relación entre el estrés y el envejecimiento.

Aunque suene a lugar común robado de un libro de autoayuda, uno de los mejores trucos de belleza es ser feliz. Tener una actitud positiva ante la vida, a pesar de las preocupaciones, reduce los niveles de estrés negativos. Y no se trata de intuición, muchos estudios confirman estas afirmaciones refiriéndose a la estrecha relación que unen al estrés con el envejecimiento prematuro de la piel.

Somos cuerpo. No es que lo tenemos, sino que lo que nos pasa afecta el estado de ánimo y, necesariamente, se refleja en el cuerpo. La conexión entre la piel y el cerebro es tan estrecha en nuestros tejidos, repletos de terminaciones nerviosas, que son extremadamente sensibles tanto a nuestros cambios de humor, como a situaciones externas desfavorables.

El estrés emocional afecta de manera directa al sistema inmunitario, uno de los grandes marcadores de longevidad de nuestro organismo. Así, cuando se atraviesa por una situación de estrés emocional se suele reaccionar peor ante situaciones de cambio y no se consigue una adaptación a ellas, afectando esta actitud a las células inmunitarias. Por eso, entonces, se deteriora el sistema inmune y, entre otras cosas, se acelera el proceso de envejecimiento.

Justamente, por esta razón el ritmo de envejecimiento en cada persona es distinto. La edad cronológica no siempre se corresponde con la biológica porque, quizás, el individuo que adopta una actitud positiva y consigue reducir los niveles de estrés, reduce su edad biológica y el envejecimiento de su piel. Casi se podría afirmar que “pasarla bien hace envejecer con mayor lentitud”. Según los últimos estudios, la longevidad depende un 75% del estilo de vida.

Actualmente, y aunque el estilo de vida es un factor determinante en el proceso de envejecimiento, podemos desestresar la piel y ayudarla a reforzar su resistencia contra los efectos del estrés emocional y ambiental gracias a la neurocosmética. Estos productos no afectan el estado de ánimo, pero si protegen la piel de las consecuencias que tiene el estrés en ella.

Entre las novedades en este mercado, se encuentra la línea de Lancome Hydra Zen Neurocalm, un tratamiento calmante, hidratante y antiestrés, especialmente indicado para pieles sensibles. Contiene ácido hialurónico, rosa de Francia para disminuir la irritación propia de las pieles estresadas y extracto de Criste Marine, capaz de estimular la producción de betaendorfinas.

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